No me hice un feisbol porque ya tenía un blog y nadie pareció entenderlo.
Un .tk, .mx, Flickr desde el inicio, blogger desde antes de Google, wordpress desde antes del .org… No necesitaba otro sitio donde no decir más, nadie parecía usar internet para seguir lo que decía, o al menos no había ningún tipo de feedback, y la gente que estaba en aquellos tiempos, 2001, estábamos en el iRC, no era necesario más.
Y nos hicimos mayores, internet se hizo mainstream, los móviles llegaron y los neandertales analógicos se hicieron digitales poco a poco, y ya con ellos en la rueda del internet, de la información al instante, del google en el bolsillo, decidieron que su nicho era un blog con esteroides en el que te podrían encontrar con un nombre, un mail, un colegio, un gusto. El stalking se hizo mainstream y a nadie pareció importarle…
Los problemas de seguridad que fueron features, el mainstream de compartir por compartir y yo, ya aburrido de contar mis cosas, de hacer mi diario técnico y personal, con mis parrafadas y estupideces, mi escritura impulsiva y con tantas faltas de ortografía que mi yo de hoy no perdería el tiempo intentando descifrarme.
Y hoy sigo sin feisbol, y seguiré.
Y no me pierdo nada, ni tú.
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